18

Oct

2023

La Facultad de Ingeniería distinguió a Max Maeda como profesor emérito

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Profesores, personal administrativo, autoridades académicas, familiares y amigos celebraron este reconocimiento en mérito al trabajo dedicado y exigente del profesor Maeda.

Por Betsy Salazar. 18 octubre, 2023.

En una emotiva ceremonia en la que participaron autoridades académicas, profesores, personal administrativo, amigos y familiares del homenajeado, la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Piura invistió como profesor emérito de la facultad, a Max Maeda Takehuchi. Esta investidura es una categoría de profesor extraordinario que reconoce el prestigio y experiencia del homenajeado, en el ámbito académico, como profesor universitario.

La ceremonia, que tuvo lugar el 12 de octubre en el edificio E de Campus Piura, la presidió el rector Antonio Abruña Puyol. Lo acompañaron en la mesa de honor, el homenajeado, Max Maeda; la vicerrectora Académica, doctora Susana Vegas; el decano de la Facultad de Ingeniería, magíster Jorge Machacuay; y el vicedecano académico de la facultad, doctor Martín Palma.

Rigor académico y entrega total al servicio
Al leer la semblanza del nuevo profesor emérito, el doctor Carlos Ojeda Díaz, reconoció el espíritu de servicio, la alegría y el rigor que lo caracterizaba como profesor. Dijo que Max era muy conocido por la exigencia académica con la que daba sus clases, el rigor en las evaluaciones y la entrega total en servicio de sus alumnos, pues preparaba cuidadosamente sus apuntes y daba con mucha claridad y orden sus explicaciones.

Además, refirió que es una persona muy amable, que impulsó muchas visitas para llevar ayuda material y espiritual a los asentamientos humanos de Piura; por ello, cree que ha sido pionero en la labor con universitarios. “Ha encarnado las enseñanzas del fundador de nuestra universidad, San Josemaría, y ha dado un vivo ejemplo de convertir todas las circunstancias de su quehacer docente en ocasión de acercar a Dios a muchos alumnos y colegas”, afirmó Ojeda.

Asimismo, refirió que el ingeniero Maeda siempre ha tenido un espíritu luchador y deportivo, aspecto de su carácter que extendió a todas sus actividades, así como su afición por la pintura y la música. Por otro lado, enfatizó su labor como buen ingeniero pues siempre se preocupó por dar solución a ciertos problemas del entorno que afectan al bien común, lo cual se refleja en el estudio que hizo para aprovechar la energía hidráulica de la represa de Poechos.

Durante la ceremonia, se proyectó un video en el que amigos, familiares y colegas del ingeniero comentaron algunas vivencias compartidas con Max. Por su parte, el decano Jorge Machacuay le entregó un diploma de honor y un obsequio.

¡Gracias a todos!
Antes de la culminación del acto, en sus palabras de agradecimiento, el ingeniero Maeda contó cómo llegó a Piura y algunas de sus vivencias durante su vida académica en UDEP, la cual era muy intensa pues requería de mucho estudio y exigencia.

Además, señaló que la docencia siempre le apasionó por eso cuando decidió quedarse a enseñar en la universidad sabía que debía ejercerla haciendo el bien a las personas porque por sus manos iban a pasar miles de alumnos a quienes con su ejemplo y consejos les haría mucho bien. “Esa idea es muy importante, tener en cuenta que al formar personas tenemos que hacer un bien inmenso, pero en base del buen ejemplo, no solo es enseñar con la palabra sino con el hacer”, enfatizó.

Al clausurar el evento, el recto Antonio Abruña agradeció la cabalidad con la que Max ha vivido los principios de la identidad institucional de la universidad. “Lo suyo han sido las aulas donde nacen de la sombra o de la luz los primeros años de formación de los alumnos. La exigencia y la orientación al estudiante siempre han sido los hilos conductores del andar de Max en este campus”.

Max, indicó e rector, ha visto crecer la semilla de la universidad y ha sido un referente de cómo hay que abordar las tareas ordinarias del trabajo universitario, convencido de que la excelencia tiene sus mejores prendas en el cuidado de las cosas pequeñas: la atención a los alumnos, la cooperación con los colegas, la diligencia en el uso y conservación de las instalaciones o la disponibilidad para atender a las pequeñas o grandes urgencias que no faltan en la vida de una institución.

“El trabajo silencioso de Max en estos años ha estado enfocado en el servicio y la solidaridad, dedicando lo mejor de su tiempo a la formación y el desarrollo a los demás”, acotó el rector.

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